viernes, 22 de enero de 2010

Colombia: Lo pornográfico de las noticias

Nuestros noticieros son pornográficos. Y lo son porque se han dedicado a informar sobre las violencias cotidianas como estrategia para evadir los escándalos impúdicos del poder. ¡Y cómo somos de violentos!

Y lo son porque han decidido huir en los cuerpos-sexo de silicona antes que intentar proveer al ciudadano de criterios de comprensión del mundo. ¡Y cómo se exhiben las carnes!

Aloys Bisscheroux (un holandés en Bogotá) me envió todo el análisis que sigue y que nos debe llevar a pensar.

"De los sinónimos de la palabra pornográfico, dos aplican tanto al noticiero de Caracol como la de RCN: obsceno y lujurioso.

"Los noticieros de las siete arrancan con un resumen de las noticias del día, después de deportes y, finalmente, el entretenimiento.

"Sin importar cuán horribles sean los desastres que han sucedido, las niñas de los chismes de farándula siempre lucen (además de sus piernas y sus escotes), sonrisas lascivas y frívolas.

"En RCN es peor todavía, ya que una de las presentadoras de las noticias más tarde se convierte en operadora de una línea caliente en 'La Cosa Política'.

"El hecho de que ningún noticiero en Colombia interrumpa su programación con Breaking News, como en Estados Unidos y Europa, significa que auqí son rígidamente precocidos y, problablemente, (auto) censurados. ¡Una telenovela no se interrumpe!

"Todo esto me parece pornográfico en ambos sentidos: obsceno y lujurioso. Además, los noticieros RCN y Caracol no nos dan modos de comprensión de la realidad nacional, pero tampoco muestran la realidad internacional, lo cual nos produce una realidad incestuosa. ¡Nos amamos tanto!

"Una larga historia. Cuando la tragedia del Palacio de Justicia, la entonces ministra de Comunicaciones prohibiò que el pueblo colombiano se enterara y, en su lugar, se transmitió un partido malo de fútbol.

"Finalmente, la revocaciòn de la licitación por el tercer canal implica que la situaciòn no cambiará". (Hasta aquí el holandés en Colombia).

La mala imagen de Colombia no la dan las narcotelenovelas, ni nuestro cine, ni la sicaresca literaria. Nuestros noticieros documentan, día a día, cómo somos un país de desalmados, matones, agresivos, corruptos, cínicos, impúdicos, obscenos, grotescos e inmorales. Y, ante todo, estas sonrisas y cuerpos en exhibición en manos de Dios. ¡Eso es pornográfico!

El Tiempo, sección Cultura & Gente, Columna El Otro Lado, por Omar Rincón, página 2-3, lunes 18 de enero de 2010.

Nota: Para quienes estén llegando tarde a la sintonía de los acontecimientos arriba planteados por uno de los críticos más respetables en cuestiones de televisión y catedrático de la Universidad de Los Andes, es imperativo concretar al menos tres nombres no especificados, y que corresponden a las presentadora Vicky Dávila, de la farándula oficial en 'La Cosa Política', y Cristina Hurtado, de la otra farándula. En cuanto a la ministra de Comunicaciones que censuró la transmisión de los hechos del Palacio de Justicia en 1985, se trata de la precandidata conservadora Noemí Sanín.

Para Vicky Dávila, ¿cuál es la diferencia entre periodismo y humor farandulesco?
¿Dos poderes en connivencia? ¿El cuarto, supuestamente el periodismo, y el poder ejecutivo? Vicky Dávila a la izquierda de la foto.
Jamás se discuten encantos como los de Cristina Hurtado (RCN), pero, de veras, ¿sin tetas y sin piernas no hay paraíso para alcanzar el mejor rating de los noticieros de TV? ¿Por qué, mejor, la farándula —farsándula criolla, que llaman otros— no tiene sus propios espacios fuera de los informativos?
No es cuestión de satanizar la belleza —¡ni más faltaba!— sino, inclusive, de simple pertinencia con el rigor que exige la misión periodística, hoy minimizada y banalizada por el protagonismo de las curvas femeninas. Por lo tanto, ¿es necesariamente esta la versión de presentadoras que tanto director de noticias exalta y promueve como éxito del 'nuevo periodismo' en la TV?

lunes, 11 de enero de 2010

Mala onda en la RTVC


El reto de Douglas Velásquez, nuevo gerente de la RTVC, es garantizar que no se desdibuje el carácter de la Radio Nacional, y que no pierda el norte de su programación educativa y cultural, absteniéndose de entregarla a sectores con claros intereses políticos.

Entre los villancicos y las uvas de fin de año, se dio una polémica situación que el gobierno logró contener tan pronto comenzó a asomar en los medios. El episodio ocurrió en la Radio Televisión Nacional de Colombia (RTVC), la entidad que remplazó a Inravisión y que tiene a su cargo los dos canales de televisión y las dos emisoras estatales.

A comienzos de diciembre, dos semanas después de haberse posesionado, Douglas Velásquez el actual gerente de la RTVC, recibió una visita que causó conmoción. Se trataba de José Obdulio Gaviria, quién acompañado del abogado Ernesto Yamhure y del periodista Guillermo Díaz Salamanca realizó un detallado recorrido por las instalaciones de la Radio Nacional.

Además hubo al menos dos reuniones más en la oficina de gerencia donde no se les escapó ninguna pregunta sobre el número de frecuencias, potencia, cobertura, audiencia y cuanta cosa se les ocurrió. La explicación del inesperado tour se supo a los pocos días a través de un confidencial de El Espectador, que aseguraba que los visitantes hacían gestiones para lograr que les cedieran el espacio del informativo de la mañana.

Desató toda suerte de versiones que en pleno año electoral una persona de la entraña del gobierno quisiera quedarse con el programa de noticias de la radio estatal, que tiene 36 frecuencias y cobertura nacional. También llamó la atención que de existir la posibilidad de ceder un espacio, este no se entregara como resultado de una competencia sino a dedo.

El entonces director de la programación de radio Gabriel Gómez, buscó al gerente de la RTVC, para confirmar la versión periodística. Según Gómez, el gerente Velásquez le dijo que le habían presentado un proyecto con el que se lograría mayor audiencia y en donde la Radio cedía el espacio para que ellos lo comercializaran.

De acuerdo a la misma versión, ante los reparos legales que Gómez le planteó por ser una emisora pública, Velásquez le dijo que ellos tenían un concepto de la oficina jurídica de la Presidencia donde constaba que eso se podía hacer. Por su parte Velásquez niega que él se hubiera referido a algún concepto. Dice que su interés desde que llegó al cargo es buscar la forma de aumentar la audiencia, que así de simple se lo comunicó a su equipo y que cualquier otra cosa es que lo malinterpretaron.

Sin embargo, la revista Semana habló con tres personas diferentes que confirmaron que en una reunión Velásquez confirmó la llegada de los nuevos personajes a la emisora y también incluyó al humorista conocido como ‘don Hediondo’. También confirmó de una reunión en un reconocido restaurante, al que Velásquez envió varios periodistas a hablar con Yamhure y Díaz, y en la que hubo propuestas de trabajo con miras a comenzar en los primeros días de enero.

El ruido provocado por los pasos decididos con los que se anunció el cambio en la propuesta informativa, llevó a la renuncia de toda la plana mayor de la Radio Nacional. Quienes se retiraron no comparten el nuevo enfoque en los contenidos de la radio pública, y consideran que se está acabando de un brochazo un trabajo de cinco años de transformaciones que tiene buena aceptación y reconocimiento público. Pero lo que hubiera existido, se frenó en seco luego que la periodista Cecilia Orozco en su columna de fin de año contara apartes de lo sucedido, y que la ministra de Comunicaciones saliera a los medios a decir que eso no iba a suceder “mientras yo esté”, dijo.

Aun así, quedó la sensación de que ni siquiera ella sabía los detalles de lo que estaba cocinando el nuevo gerente de la RTVC. “Llegué aquí buscando hacer cambios. No tengo intereses políticos” dijo Velásquez a la revista Semana, asegurando que lo que quiere es poner a sonar a la Radio Nacional. En efecto, ya lo logró en muy pocos días con el conato de escándalo que provocó.

Con estos episodios que dejan un mal sabor, el gran reto que tiene el nuevo gerente de la RTVC es garantizar que en sus manos no se desdibuje el carácter estatal de esta Radio convirtiéndose en un medio de comunicación del gobierno de turno, y que no pierda el norte de su programación educativa y cultural, entregándola a sectores con claros intereses políticos.
semana.com.co/

viernes, 8 de enero de 2010

"¡Feliz Año!"


El Espectador, Bogotá, D. C., enero 5 de 2010. Por Chócolo.

¿Adiós a la TV gratis?

NUEVA YORK, 7 de enero de 2010. (AP) - Los días en que los canales de televisión ofrecían su programación gratis podrían estar contados.

Tradicionalmente, los canales generaban ingresos mediante publicidad, sin necesidad de cobrarle al televidente. Pero esa fórmula ya no funciona para las cadenas tradicionales estadounidenses ABC, CBS, NBC, Fox y sus repetidoras, en un fenómeno que se repite en otros países.

Con la llegada de la televisión por cable y la web, que se llevan mucha audiencia y publicidad, la torta está más repartida. La recesión, por otra parte, agrava la escasez de avisos publicitarios, obligando a los canales a buscar nuevas formas de generar ingresos.

Está claro que se avecinan cambios, que podrían aumentar las tarifas de la televisión por cable o satelital, a medida que las cadenas y los canales locales incrementan las tarifas que cobran a los proveedores de televisión paga como Comcast y DirecTV por el derecho a usar sus transmisiones. Y no se descarta que las cadenas suspendan la emisión de señales gratis y comiencen a cobrar por su programación, como los canales de cable.

"Los programas buenos cuestan dinero", declaró Rupert Murdoch, cuya News Corp. es dueña de Fox, en una reciente reunión de accionistas. "Ya no se pueden costear con publicidad exclusivamente".

Fox libra una dura batalla con la proveedora Time Warner en torno al uso de su programación.

Otro factor que podría tener un gran impacto es el hecho de que Comcast, el principal proveedor de televisión paga, se apresta a tomar las riendas de NBC, cuyo presidente Jeff Zucker dijo hace poco que "el modelo de cable es superior al modelo tradicional".

Según el modelo tradicional, las cadenas CBS, NBC, ABC y Fox distribuyen sus programas a través de repetidoras. Las cadenas son dueñas de canales en los grandes mercados, pero en el resto del país usan esas filiales.

Los ingresos de canales y cadenas vienen de la publicidad.

Los canales de cable tienen una situación financiera mucho más sólida, que les permite capear mejor la recesión, porque además de percibir publicidad le cobran a los proveedores una tarifa por cada suscriptor. Esto les permite producir espectáculos de mayor calidad y no tener que exhibir series y películas viejas.

Esto, combinado con el creciente número de canales de cable, hace que el dinero de la publicidad esté ahora mucho más repartido y que los ingresos que perciben los canales tradicionales sean inferiores a los de antes.

Mientras los canales de cable florecen, los tradicionales tienen que reducir personal y tomar otras medidas de emergencia.

Fox refleja bien este fenómeno: sus operaciones tradicionales sufrieron una baja del 54% en sus ingresos en el trimestre de julio a septiembre, en tanto que los de cable registraron un aumento del 41%.

Muchos canales y cadenas están imitando a los de cable y cobrando a las proveedoras por cada suscriptor que recibe su programación.

Gannett, que opera 23 canales, recibió 56 millones de dólares de operadores de televisión paga en el 2009, comparado con los 18 millones del 2008.

Analistas calculan que CBS acordó cobrar 50 centavos por suscriptor en sus negociaciones más recientes con proveedores que muestran sus programas. Esto representa "cientos de millones de dólares por año", según el presidente de CBS Leslie Moonves.

CBS y Fox también están negociando el cobro de un porcentaje de las tarifas que reciben sus filiales.

Es posible que, a la larga, las cadenas decidan que pueden hacer más dinero sin las filiales, eliminando un componente clave de la televisión gratis.

La razón es esta: los proveedores le pagan a las cadenas únicamente por los canales que son de su propiedad. Esos canales representan hoy un tercio de la teleaudiencia, lo que implica que dos tercios de lo que pagan las proveedoras se lo llevan las filiales.

Las cadenas podrían quedarse con todo si prescindiesen de las filiales y operasen sus propios canales.

Para sobrevivir, las filiales se verían obligadas a producir su propia programación.

miércoles, 6 de enero de 2010

CPB: ¿La última cena?

En lo que premonitoriamente pudiera llamarse La Última Cena del CPB, servida en las instalaciones del Club Colombo-Libanés de Bogotá el viernes 18 de diciembre de 2009, menos de una veintena de socios del Círculo de Periodistas de Bogotá acudió al austero y melancólico evento, cuyo ambiente pareció reflejar el acelerado declive de la institución que por más de 60 años constituyó la voz cantante de un gremio periodístico en Colombia.

Por vez primera en la larga historia del organismo, la convocatoria al encuentro del final de año se hacía bajo la condición de que los socios estuvieran a paz y salvo en el pago de las cuotas ordinarias. Por supuesto, tan excluyente criterio contribuyó a estimular lo que en el CPB es de por sí un mal endémico: El ausentismo, precisamente el agente que más tarde que temprano determine la extinción del Círculo, por física sustracción de materia.

Inclusive a riesgo de sobredimensionar —o también de frivolizar— el tema del ágape en cuestión, el solo título de una película de Cantinflas, Ahí está el detalle (1940), bien pudiera validar el cómo y el cuánto —¡de veras!— trascienden ciertos detalles en la vida cotidiana, esta vez en la del CPB.

Según me cuentan, desde su ingreso al club, y durante más de una hora que duró la antesala, al paso de los meseros con sus bandejas, los caballeros en particular suspiraron a fondo la posibilidad de un simple whisky —servir uno era inclusive cuestión de elemental protocolo— sobre todo por tratarse de ocasión tan excepcional. En verdad, la natural, humana y social ansiedad por un trago para departir antes de sentarse a manteles, terminó con los concurrentes viendo un chispero.

"¿No les digo?", dicen que reclamó dentro de su grupo y en su momento uno de los asistentes, entre la resignación y el disgusto comunes a la mayoría de los presentes. "Detalles en aparencia tan insignificantes como estos, acaban defintitivamente con el entusiasmo y con la voluntad del socio más místico y más apegado al CPB. Parecerá una exageración, pero esto es como el golpe de gracia al buen espíritu de los socios que todavìa se empeñan en rescatar la convivencia y la integración", comentó. "¡Mejor, nos hubiéramos quedado en casa rezando la Novena de Aguinaldos!".

Fuentes allegadas a la reunión, que invocan el anonimato, pusieron de presente su percepción sobre cómo la Presidenta del gremio es "una persona arrogante, de trato bastante impersonal, distante y por lo mismo sin el mínimo carisma", que "a lo mejor debe estar creyendo que la organización de la cena fue todo un éxito. Por cierto, el evento pareció, más bien, organizado por una entidad caritativa en una situación de duelo", según se comentó en una de las mesas.

No necesariamente afectas a la bohemia, varias socias aguardaron en vano a que alguno de los meseros se condoliera sirviendo una segunda copa de vino. A este propósito, una de ellas planteó a sus contertulios la siguiente fórmula matemática, que propuso llevar a la práctica: "A partir de los 200 mil pesos anuales que paga cada socio, perfectamente podría hacerse una gran reunión de fin de año y hasta sobraría para otros eventos. Así, solamente diez socios sumaríamos dos millones de pesos, recaudo suficiente para hacer algo mucho más ambicioso, más digno de nosotros como personas y como gremio, y mucho más atractivo que una cena tan escueta y tan pobre de solemnidad como esta del CPB".

"¡Y no sólo eso!", terció otro socio, "también podremos reunirnos cuando, como y donde se nos antoje, y sin necesidad de quórum. Para cosa tan elemental no se requiere del concurso del CPB, ni mucho menos tener que rendirnos a los embelecos de su Presidenta. Esto ha sido realmente frondio, carente de motivación, de espíritu, de calidez. ¿Saben? A pesar de la mejor intención de los convidados por integrarse, el ambiente de la cena reflejó la naturaleza jartísima y el talante impotable de la Presidenta. Es más: A lo mejor ella se crea que el haberse ahorrado en un par de whiskies —¡si a eso puede llamársele ahorro!— sea todo un éxito de tesorería. Pero, se equivoca de cabo a rabo. Porque, en general, se percibió a la gente saliendo bastante aburrida, como dispuesta a no repetir esta experiencia".

Las versiones que siguieron al encuentro indican que en medio de la evidente insatisfacción de muchos comensales, varios de ellos destacaron cómo los expresidentes César Mauricio Velásquez y Maura Achury promovieron encuentros de fin de año en la sede del Círculo sin alarde ni rimbombancia ninguna, "con aguardiente, lechona y buñuelos, pero— y por sobre todo— en medio del placer de los socios por la oportunidad de poder encontrarse para departir en familia". Por supuesto, todo lo contrario al insípido gusto que esta vez dejó la muy frugal cena en el Club Colombo-Libanés.

De acuerdo con mis fuentes, y no obstante lo anterior, terminado el postre muchos de los concurrentes aún mantenían la expectativa acerca de "los regalos" sobre los cuales se escuchó a la Presidenta comentar en la recepción del club. Al final, y como para completar el desencanto, los muy aguardados presentes eran un ejemplar de La Gaceta —publicación de discutible calidad de contenidos— editada por el CPB, y una agenda de bolsillo.

Al tenor de suertes y de expresiones como las anteriores, según se comentó a este portal, la cena resultó —como era inevitable— un auténtico fiasco, a partir de la exigencia del paz y salvo.

¿Opciones futuras? Por suerte hay varias, como la esperar a que la actual Presidenta complete el período, y buscar a un(a) sucesor(a) con carisma, dialogante, sensible, con iniciativas de renovación, sin arrogancia, e inclusive haciendo la salvedad de que se trate de una persona reconocida entre la opinión pública y ante los medios.

Otra alternativa planteada, que puede prosperar, es la posibilidad de que los últimos socios del CPB —que son los mismos protagonistas estoicos de aquella velada— se separen definitivamente del Círculo y puedan hacer mejor vida social-gremial fuera de la moribunda institución, como ya lo hacen sectores del periodismo político, económico, deportivo, taurino, cultural, del espectáculo, etc.

A este propósito, entre la nostalgia, la impotencia y la bronca, algunos de mis corresponsales de ocasión citan algunos nombres de socios que bien pudieran estar aún en el CPB haciendo un valioso aporte —profesionales en ejercicio muchos de ellos— y que a causa de las constantes rencillas y también por eventos tan lamentables como el ya referido, no retornaron al Círculo.

Y se preguntan, ¿qué camino tomaron —por ejemplo— colegas como Maura Achury, María Cristina Alvarado, Javier Ayala, Fernando Barrero, Jinet Bedoya, Antonio José Caballero, Fabio Callejas, Ricardo Cañón, Carlos Caycedo, Carlos Chica, Jairo Alberto Corredor, Francisco Cristancho, Óscar Domínguez, Rodrigo Dueñas, Rosario Fernández, Willyam Giraldo, Jairo Gómez, Lucevín Gómez, Jaime González Parra, Raúl Gutiérrez, Amílkar Hernández, Juan Darío Lara, Athala Morris, Margaret Ojalvo, ÁlvaroOsorio, Gloria Pachón, Nora Parra, Amparo Peláez, Amparo Pérez, Guillermo Pérez Téllez, Carlos Piñeros, Orlando Plata, Rafael Poveda, Jairo Pulgarín, Javier Darío Restrepo, Flor Romero, Ofelia Romero de Wills, Carlos Ruiz, Alberto Saldarriaga, Hugo Sierra, Lucy Samper, Jorge Téllez, Gloria Vallejo, César Mauricio Velásquez, Constanza Vieira y Maruja Vieira, entre muchos otros? ¿Por qué se marcharon?

Alguien me informa que algunos de los móviles de su ausencia fueron o son la acumulación de ausencias a asambleas o de cuotas no pagadas. Sin embargo, otros motivos fueron también el cansancio físico y moral. Y cuestionan mis fuentes: ¿Por qué, entonces, no se hizo algo para evitar la estampida? ¿Algún acuerdo de pago, por ejemplo, o alguna motivación para evitar que abandonaran el CPB? Al parecer, ni lo uno ni lo otro. Simplemente, no hubo gestión o voluntad política para procurar una solución. En efecto, el resultado salta a la vista.

¿No será posible —se preguntan entre suspiros mis corresponsales— hacer borrón y cuenta nueva mediante un movimiento para recuperar al CPB, a partir del retorno de los despechados?

De veras, en tales condiciones de ausentismo, nostalgia y languidez, una cena de navidad con paz y salvo de por medio es mucho peor que un mal chiste, y no se compadece con la enorme tradición y respetabilidad del organismo periodístico más antiguo y en otros tiempos el mejor reconocido, respetable e inflluyente del país.

Al margen de cuanto este antecedente significa para lo poco que queda del Círculo, resulta mucho peor aún cuando proviene de una entidad que, como el actual CPB, "es más la reafirmación de una vieja utopía, que una cosa tangible y cierta", al decir de una antigua socia, que prefirió reservar su nombre. "Mirémoslo objetivamente: ¿Qué hace y para qué y a quién le sirve el CPB?".

Al sentir de mis fuentes, y en medio de semejante encrucijada, ser miembro raso al Círculo constituye hoy en día un reto de connotaciones quijotescas frente a la perspectiva de lo inapelable. Por cierto, para describir la infausta circunstancia nacional del individuo sometido a las sinrazones y a los imponderables de su propia historia, el escritor argentino Jorge Luis Borges sentenciaba en su cuento Ulrica (1975) : "Ser colombiano es un acto de fe". Igual cabría decir de cada socio del CPB.

Coletilla: Como para la columna de Microlingotes de Óscar Alarcón en la revista Semana: La despedida de diciembre en el CPB tuvo lugar en una noche de ¡paz... y salvo!