sábado, 28 de agosto de 2010

Los Kirchner embisten a la prensa argentina

Con la pareja presidencial argentina, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, nunca se puede saber qué ocurra. Al menos en cuanto al primero, mientras con un ojo mira a sus opositores, con el otro apunta a las medidas para someterlos. Es así como el matrimonio porfía en imponer recortes a la libertad de prensa, sobre todo a raíz de los cuestionamientos a su incapacidad para gobernar, a la corrupción galopante y a su enriquecimiento ilícito.

El enfrentamiento que durante tres años ha protagonizado la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, con los medios de comunicación de su país y especialmente con el diario Clarín, tuvo por estos días otros dos alarmantes capítulos. En el primero, el gobierno austral revocó la licencia de Fibertel, una empresa proveedora de Internet con más de 1,2 millones de suscriptores que pertenece al conglomerado de medios, por supuestos vicios en una fusión con otro operador.

Pero la embestida más brutal fue emprendida por la propia mandataria. El pasado martes, en Buenos Aires, presentó un reporte oficial de más de 400 páginas en que se acusa a los dos medios escritos más influyentes de Argentina, Clarín y La Nación, de aliarse hace tres décadas con la dictadura militar de ese entonces para tomar el control de Papel Prensa, la única fabricante de papel periódico del país y proveedora de 170 diarios locales. Según Fernández, los antiguos dueños de la empresa fueron forzados a vender sus acciones a ambos rotativos -Clarín tiene hoy el 49 por ciento, La Nación, el 22 y el Estado, el 27 por ciento-. Con este informe en mano, el Ejecutivo anunció medidas que podrían desembocar en la toma de las acciones por parte del Estado. Y quien controla la materia prima controla la información.

El matrimonio Kirchner -Cristina, la mandataria, y Néstor, el ex presidente y actual diputado y secretario de Unasur- eleva así a un nivel casi delirante su pelea con la prensa al acusarlos de crímenes de lesa humanidad contra los Graiver, familia originalmente propietaria de Papel Prensa. Pero los registros muestran que la transacción comercial no solo fue legal y pública, sino que se llevó a cabo cinco meses antes de que los militares desataran su persecución contra los empresarios. Además, el mismo día en que el Gobierno revelaba los ataques, dos miembros del clan, Isidoro y María Sol Graiver, negaban las acusaciones de la Casa Rosada y ratificaban que la venta de sus intereses se realizó en completa libertad y sin presión alguna.

Desde que los medios de comunicación rechazaron el manejo oficial de la crisis del sector agrario, el Ejecutivo no ha cesado en sus ofensas verbales ni en el empleo del aparato estatal para asediarlos. El cierre de la proveedora de banda ancha, el sumario contra otra empresa de televisión por cable y las denuncias de complicidad con la dictadura para comprar Papel Prensa se enmarcan en un sistemático plan desde la Presidencia para intimidar, demonizar y desmantelar a varios grupos mediáticos, en especial a Clarín.

Los recientes ataques se suman a la aprobación de una ley de medios que restringe la propiedad y despedazaría a este conglomerado, hoy suspendida por decisión judicial. Pero, además, hay que mencionar la revocación de los derechos de transmisión del torneo nacional de fútbol, la abusiva redada de la administración de impuestos contra la sede del diario y un bloqueo temporal del sindicato de camioneros de las plantas de ambos periódicos.

Semejante movilización del poder ejecutivo argentino es una amenaza profunda a la libertad de prensa en toda América Latina. Iniciativas legislativas para controlar el papel periódico, investigaciones judiciales, programas en los canales de propiedad estatal, comisiones de regulación empresarial y órganos de vigilancia se cuentan dentro de las armas que la administración ha usado contra lo que el ex presidente Kirchner llama "dictadura mediática". Aprovechándose del gran tamaño y poderosa facturación de Clarín, así como del dolor que aún producen los años de la dictadura, la Casa Rosada quiere untar de un falso barniz de democratización un asalto feroz contra las conquistas que a la sociedad argentina le costaron tanto recuperar.

Editorial de El Tiempo, de Bogotá, 28 de agosto de 2010.

http://www.eltiempo.com/opinion/forolectores/los-kirchner-embisten_7882606-1

miércoles, 18 de agosto de 2010

Aumenta la censura en Venezuela


CARACAS, agosto 18 de 2010. Dos días despuès de haber denunciado la acumulaciòn de cadáveres en la morgue de Caracas, el influyente diario 'El Nacional' dejó en su edición espacios en blanco con la palabra 'censurado' en letras rojas.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, afirmó este miércoles que "el país exige respeto" ante lo que calificó de "pornografía" de los medios privados locales, a los que una corte ordenó "abstenerse" de publicar fotos de violencia o sangre.

Durante un consejo de ministros, Chávez mostró la primera página del diario estatal 'Correo de Orinoco', que publicó informaciones referidas a las protestas de los médicos que trabajan en la morgue de Caracas por la publicación en dos diarios privados de una foto de cadáveres amontonados en una de sus salas.

"El país pide respeto", expresó el mandatario al apoyar las quejas de los funcionarios de la Morgue de Bello Monte, la única de Caracas, organismo que ha centrado la opinión pública desde el pasado viernes, cuando el diario 'El Nacional' publicó la foto.

Este miércoles también, editores y el gremio de periodistas venezolanos criticaron la medida judicial que prohíbe a dos diarios caraqueños publicar fotos de muertes y violencia, y la calificaron de "absurda" y "censura previa".

Un tribunal de Caracas ordenó el martes la aplicación de esa medida después de que la Defensoría del Pueblo denunció que la publicación, el viernes pasado en la primera página de 'El Nacional', un diario muy crítico del Gobierno, de una foto de cadáveres en la morgue de Caracas, afectaba a los niños y a los adolescentes.

Eleázar Díaz Rangel, editor del diario 'Últimas Noticias', de Caracas, considerado próximo al Gobierno, tildó de "absurda y sin sentido" la "medida preventiva innominada" dictada por la corte de protección de niños y adolescentes contra los diarios 'El Nacional' y 'Tal Cual', que también publicó, el lunes, la misma imagen en su portada.

La medida judicial señala además que "todos los medios impresos" deben "abstenerse de realizar publicaciones de imágenes" de hechos "violentos (...) que de alguna u otra forma vulneren la integridad psíquica y moral" de los menores mientras el tribunal decide sobre la causa, es decir, durante un mes, resaltó Díaz Rangel.

"Aunque sea por un mes se está estableciendo un mecanismo de autocensura (...) Por primera vez desde 1999 el Estado venezolano da motivos a que se le señale como restrictivo de la libertad de informar", expresó Díaz Rangel en un editorial este miércoles.

A su juicio, la medida judicial es "innecesaria", ya que "no tiene aplicación en la mayoría de los medios" locales que, "por normativa ética", no publican ese tipo de imágenes.

Díaz Rangel señala como "una prueba de la falta de sentido de esa sentencia" que el tribunal "limita la medida a un mes", por lo que se pregunta "cómo interpretar" la cuestión y "por qué a partir del 17 de septiembre se pueden publicar gráficas de contenido violento".

Por su parte, el editor de 'Tal Cual', el opositor Teodoro Petkoff, afirmó que la publicación en ese diario de "la terrible imagen de la morgue" fue un acto "claramente político" y de "desobediencia civil" ante la conducta, a su juicio, irresponsable del Gobierno frente a la violencia que azota al país suramericano.

Petkoff, ex ministro de Planificación y ex guerrillero, argumentó que en el diario que dirige no existe la llamada 'página roja' y que "nunca" ha practicado "el periodismo asociado con los hechos de sangre".

En su opinión, "era previsible" que el "poder" actuara en contra de los medios y tratara "de matar al mensajero" en vez de "prestarle atención al mensaje", porque, argumentó, el "objetivo" último del Ejecutivo sería limitar "la libertad de expresión".

"Desbordados por la delincuencia, sin planes prácticos y eficientes para hacerle frente, el Gobierno da palos de ciego y extrema el idiotismo de sus planteamientos públicos sobre el tema", añadió Petkoff.

Asimismo, el Colegio Nacional de Periodista (CNE) expresó en un comunicado divulgado este jueves que la medida judicial que prohíbe al menos durante un mes publicar fotos de violencia "puede generar autocensura" en los medios afectados.

El Colegio criticó que en este caso "se utilice una causa noble como lo es la protección de los menores de edad como una excusa para silenciar a los medios" locales.

La polémica imagen, tomada por un fotógrafo de 'El Nacional' en diciembre del 2009, según asegura el diario, muestra varios cuerpos semidesnudos y desnudos, ensangrentados y amontonados en las mesas y el piso de la morgue de Caracas, la única de la capital.

'Espacio en blanco'

El diario venezolano 'El Nacional' acató el fallo del tribunal y optó por dejar en su edición de este miércoles espacios en blanco que llenó con la palabra "censurado", desplegada en letras rojas.
"Estamos censurados, esto es inconstitucional y atenta contra la libertad de expresión", protestó Miguel Henrique Otero, editor de 'El Nacional' en una entrevista radial este miércoles en la mañana.

El fallo del tribunal 12 de Caracas, emitido el martes, prohíbe a este diario "la publicación de imágenes, informaciones y publicidad de cualquier tipo con contenido de sangre, armas, mensajes de terror, agresiones físicas que aticen contenidos de guerra y mensajes sobre muertes y decesos".

"Si aquí hubiese una foto, usted vería a un padre llorando por un hijo que ya no tiene", muestra la leyenda de la fotografía de primera página del 'El Nacional' que no publicó y cuyo espacio llenó desplegando la palabra "censurado".

La página de sucesos del diario, totalmente en blanco, despliega también un gigantesco "censurado" en letras rojas.

Todos los sondeos coinciden en que la inseguridad es la mayor preocupación de los habitantes de Venezuela. Sólo en Caracas hay unas 50 muertes violentas cada fin de semana y en todo el país los asesinatos superaron los 16.000 en el 2009, según cifras extraoficiales que convierten a Venezuela en el país más violento de la región.

CARACAS (AFP-Efe)

lunes, 16 de agosto de 2010

El envenenamiento del lenguaje

La excesiva diferenciación entre ellos y ellas, presidente y presidenta, niños y niñas, todos y todas, nos puede convertir en brutos y brutas.

Locura furiosa se ha apoderado de muchos escritores y columnistas (y también de columnistos y escritoras), y hasta de ciertos curas (y algunos curos). “Todos y todas” (padre Llano, EL TIEMPO, 29/5/10), “colombianos y colombianas” (la izquierda enfermiza), y otro sinnúmero de ridiculeces semejantes son cosa cotidiana. Muchos ignoran que el envenenamiento de la lengua se produce con este lenguaje sexista, que pretende incluir antes que excluir.

Sexista, digo, porque la introducción de estos vocablos excluye los universales e incluye el sexo como categoría dialéctica y convierte a sus hablantes en ignorantes de postín. Ocurre algo parecido con vocablos como “presidente” y “presidenta”, ignorando también que todas las palabras terminadas en “ente”, como consecuENTE, hacen referencia al “ENTE”, y que el ente es un universal que no admite “ENTA”, como “presidENTA” o “consecuENTA”, en referencia al sexo femenino.

Tales son las razones que hacen de este peculiar lenguaje sexista, discriminatorio y craso, algo que los colectivos feministas y similares quieren, precisamente, evitar con su uso abusivo y ridículo. Claro que muchos (y muchas) se escudan en que se trata de “ganar la confianza de los lectores, a través del respeto por su inteligencia” (Yolanda Reyes, EL TIEMPO, 31/6/10), para acto seguido espetar que se debe promover “la concepción de niños y niñas deseados y deseadas”, construcción horripilante, que sí irrespeta la inteligencia de los lectores, pues nadie a quien yo conozca puede pensar que no hay entre los niños deseados ninguna niña que no lo sea. ¡Que bajeza gramatical! ¡qué supremo irrespeto a la inteligencia del lector! ¡qué falso igualitarismo!

Pero existen, aparte de la supina ignorancia y rebajado estilo, causas más profundas y significativas para incurrir en semejantes abusos lingüísticos: la introducción a una nueva Era humana, adonde nos conducen como a borregos idiotizados por la moda y por las teorías de género: “…hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino” (Judith Butler).

Ocurre que “el hombre” es un género que incluye a la mujer, pues se puede hablar del “hombre sobre la tierra” y mientras así se habló, antes ninguna mujer se consideró menospreciada o excluida (Eva incluida). Tampoco los hombres se sintieron jamás excluidos porque se denominara “persona”, en femenino, a su ser constitucional. Sólo el feminismo más exacerbado pudo formar un combate donde ni siquiera podía hacerse una escaramuza.

Claro que el género puede descomponerse en dos piezas, por lo que también podría hablarse del género masculino y del femenino, de la misma manera que el género embarcaciones se puede descomponer en barcos y botes o en canoas y balsas.

Se entiende, sin embargo, que ambos géneros, el masculino y el femenino, pertenecen a uno mayor, el “humano”, mucho mayor aún que “el hombre”, que contiene los anteriores. Entonces, cuando genéricamente se habla del “hombre” o de “lo humano”, los dos sexos están incluidos. Hasta un niño en uso de razón lo puede entender, como cuando se le dice: “Sal a la calle y diles a los niños que entren”. El niño jamás habrá de entender que es sólo a los varones, excluidas las mujeres, a quienes hay que decirles que se entren. Usando el sentido común dado por la naturaleza, el chico habrá de comunicar el mensaje a todos, niños y niñas. Claramente distinguirá el género sin que ninguna feminista tenga que darle instrucciones al respecto, ni deberá asistir a un curso acelerado de no-discriminación dictado por una agencia de las Naciones Unidas ni acatar una regulación Distrital para entenderlo.

Tampoco un adulto sentirá ofensa alguna porque se diga “la persona humana”, pues difícilmente reclamará para sí el derecho a que se diga “la persona y el persona humana y humano”. Esto sería tanto como suponer que se debe objetar que el órgano viril deba denominarse exclusivamente en masculino, cuando todos sabemos que existe mayoría de denominaciones femeninas que lo describen. Ningún hombre se siente afectado por esto.

Lo que salta a la vista es que de lo que realmente se trata es de declarar una guerra, de crear un conflicto de competencias lingüísticas, sociales, antropológicas y aun burocráticas, porque, tras estos términos, muchas feministas esconden las aspiraciones a una especie de ginecocracia que les otorgue la mitad del poder en las administraciones públicas. Intentan eliminar el sentido común, desnudar al hombre de todo aquello que, en sola apariencia, pudiera sospecharse discriminatorio hasta alcanzar, como alguien dijera, una "paridad obstétrica" (Fernando Sánchez Torres, EL TIEMPO, 9/2006).

Pretende dicho combate llegar a demostrar, por la fuerza de las presiones políticas y del cabildeo de poderosas organizaciones feministas, y no por la vía científica, que el hombre y la mujer son absolutamente iguales, y que lo son en toda circunstancia genética, social y psicológica. Tal disparate ha llegado al extremo de escribir documentos en el que se pone un asterisco (*) para eludir y socavar la determinación genérica del lenguaje. Debilitada la fibra cristiana de la sociedad, se ha hecho fácil tarea suplantar al legislador con sentencias constitucionales sexistas, que destruyen los fundamentos de la familia heterosexual, el matrimonio y, por ende, el sexo mismo. De allí que ahora se pueda reclasificar al hombre y a la mujer como especies transgenéricas que superan el “arcaico” concepto de sexo, verdadera revolución cultural y conceptual.

Para las feministas, el sexo no está dado por la naturaleza, sino por la sociedad que se ha empeñado en una discriminación de género. Por eso se envenenan las lenguas que tienen el femenino y el masculino en sus vocablos, como en el caso del español. Más difícil lo tienen las feministas con el inglés, o el alemán, idiomas que generalmente no distinguen entre lo uno y lo otro, porque, ¿cómo se diría en femenino la palabra children, o this child para referirse a un niño o a una niña? ¿O cómo se haría para persuadir a los ingleses que al referirse al barco (she, the boat) no lo interpreten como femenino, sino como masculino, como es el caso del español? En esta lengua se les hace necesario inducir a creer que el sexo está radicalmente separado del género y que todas estas ridiculeces y fealdades idiomáticas son, en realidad, formas más humanísticas de incluir lo que desde el amanecer de los tiempos se entiende como incluido; si esto se logra, entonces ya queda mucho más fácil inducir a que se crea que el pene masculino y la vagina femenina son meros accidentes genéticos que nada tienen que ver con la diferenciación de la especie humana en hombres y mujeres. Tal es el sesgo sexista del lenguaje artificialmente inducido.

¿Seremos tan brutos y brutas, estúpidos y estúpidas, para definitivamente ceder a tan extravagantes pretensiones? (Parece que sí, según se oyen los discursos de los políticos y las políticas, los curas y los curos, los columnistas y los columnistos.)

Tomado de El Tiempo, de Bogotá, domingo 11 de julio de 2010. Por Pablo Victoria.