La libertad de prensa es la existencia de garantías con las que los ciudadanos tengan el derecho de organizarse para la edición de medios de comunicación cuyos contenidos no estén controlados por los poderes del Estado.
Así como en los Estados Unidos este derecho está garantizado por la Primera Enmienda de la Constitución norteamericana, también es evidente que no todos los países tienen garantizada, ya sea por una Carta de Derechos o su constitución, la libertad de la prensa: bien paradójico es el caso, por ejemplo, de Australia.
Una mirada a este respecto en el Continente nos indica que las libertades al ejercicio periodístico están cada vez más amenazadas, sobre todo en países como Cuba, Bolivia, Ecuador, Haití, Nicaragua y Venezuela, donde el poder omnímodo de los gobiernos de turno pretende perpetuarse, lo cual lleva implícito una serie de cortapisas a la libertad de información, de expresiòn y de ser informado.
Aunque en Colombia la Constituciòn de 1991 consagra la libertad de prensa, las experiencias de los vecinos deben movilizar la conciencia de los periodistas en Colombia, donde el ejercicio periodístico debe enfrentar no sólo los desafíos del poder, sino los de la subversión en sus distintos matices y los de la delincuencia organizada.
Visiones contrapuestas
Desde el surgimiento de las economías de intercambio los dos sistemas económicos contrapuestos, tanto el capitalista como el socialista, han tomado como suya la bandera de la libertad de prensa, por lo que han diferido en los criterios de generación y asignación de los medios de comunicación que serían necesarios para su existencia. Estos criterios dependen, en última instancia, de la concepción individualista o colectivista adoptada al respecto de los derechos individuales, de las clases sociales y de la misma noción de "pueblo" que será beneficiario de los mismos.
El psiquiatra y psicoanalista Carlos Norberto Mugrabi afirma: "Somos injustos al olvidar cuánto le llevó a la civilización lograr el derecho a expresarse. Y aún no se ha alcanzado totalmente. Las libertades deben ser cultivadas en conjunto para que surtan el efecto deseado".
Interpretación democrático-liberal
La libertad de prensa aparece como una extensión al derecho sobre la capitalización del trabajo personal, por lo cual todos tienen derecho a poseer una empresa de comunicación a condición de haberla creado y que se sostenga por el propio esfuerzo.
El pueblo como colectividad no representa al pueblo, sino la sociedad civil formada por una pluralidad autónoma de individuos. Considerando a estos como origen de toda voluntad, sólo el derecho de propiedad privada posibilita la representación real de las opiniones particulares.
La democracia se concibe como un mercado apolítico que no colectiviza las elecciones del público como consumidor, y será de éste que dependa la asignación de recursos y por ende el éxito o fracaso de los medios de expresión de los particulares que los desarrollen como inversores de riesgo, lo que incluye la creación de grandes empresas forzosamente reducidas en número.
La prensa no preexiste al capital: es un capital, considerado como producto personal, y debe ser creado sólo con el dinero de quienes deseen convertirse en empresarios periodísticos, de forma que el uso positivo del "derecho negativo" a la libertad de prensa es accesible a cada uno sobre cada propio medio de comunicación o porción accionaria del mismo, siendo su éxito dependiente del mercado de consumidores sin otra responsabilidad que la de afrontar pérdidas por no satisfacer a su respectivo público.
Enfoque democrático-socialista
La libertad de prensa se presenta como parte del derecho a una parte compartida de los bienes comunitarios, por esto todos tienen derecho a ser parte en las empresas de comunicación existentes con independencia de su poder adquisitivo o de haberlas creado.
El pueblo tiene intereses comunes y una voluntad general cohesionada por estos. Considerando a ésta como origen de las ideas, sólo el derecho de propiedad pública posibilita la representación de las opiniones particulares acordes con el pensamiento popular.
La democracia se concibe como un Estado político que colectiviza participativamente las elecciones de la ciudadanía, y es éste el que decide conjuntamente el uso de los recursos comunes para la creación o manutención de medios de comunicación independientemente de su tamaño.
La prensa se planifica aparte de los criterios de beneficio por lo que se deduce del capital de la economía nacional, considerado como producto social, para asegurar el "derecho positivo" a la libertad de prensa para todos los ciudadanos mediante la participación popular unificada en todos los medios de comunicación existentes regulados democráticamente por el Estado.
1 comentario:
Hola..."el lenguaje debe ser el de las audiencias".Esta claro que lo tuyo es el periodismo.Esa frase es buena.Saludos.
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